A menudo no tomamos las suficientes precauciones alimentarias durante un viaje, y disfrutrando de todo lo que puede ofrecer el destino, nos olvidamos de pensar en nuestro bienestar y en lo que estos alimentos desconocidos pueden afectar a nuestro cuerpo.
Puede ocurrir que la población autóctona este acostumbrada a la presencia de ciertas bacterias en su vida cotidiana, de ahí que a éstos no les afecte como pueda hacerlo a los turistas.
Lo más recomendable en todos los casos es ser cauto y prevenir cualquier posible riesgo.
Los alimentos crudos, la falta de medidas de higiene pertinentes o simplemente el agua de grifo, o los cubitos de hielo suponen los mayores riesgos alimentarios durante un viaje
Consejos a seguir
-Es importante, siempre pero sobre todo cuando se viaja, lavarse bien las manos antes de tocar alimentos;
-no consumir alimentos crudos o poco cocinados como carne; no comer fruta que ya ha sido pelada;
-tener especial cuidado con los puestos ambulantes que sirven comida;
-beber agua que se sepa con seguridad que es potable (no confiar en fuentes cuya potabilidad no está asegurada)
-evitar poner hielo en las bebidas.