Un estudio realizado por el equipo del investigador Cullen Buie y publicado en la revista Natura Comunications, revela un nuevo mecanismo por el que las bacterias pueden pasar al aire y desplazarse, a veces a largas distancias: las gotas de lluvia que golpean contra el suelo generan bioaerosoles.
Este proceso puede ser clave para la meteorología, agricultura y salud humana.
En el año 2013, un equipo de científicos del Instituto de Tecnología de Georgia (EE.UU.) analizó la composición de las muestras de aire recogidas hasta a 10 km de altitud y descubrió que había miles de microorganismos flotando en el límite de la troposfera e identificó más de 300 tipos de bacterias.
Para su sorpresa, hasta un 20 por ciento de las partículas recogidas – tanto biológicas como no biológicas- correspondían a bacterias, que parecían agruparse en estas alturas en mayor proporción que en zonas más bajas de la atmósfera.
Las gotas de lluvia que golpean contra el suelo generan bioaerosoles que sirven de vehículo a las bacterias.
Desde entonces varios grupos investigan cómo llegan estos microorganismos hasta la atmósfera y qué papel tienen en la formación de nubes y transmisión de enfermedades, aunque todavía queda muchas incógnitas por despejar.
En este estudio se han utilizado cámaras de alta velocidad e imágenes fluorescentes con las que se ha registrado el proceso de transferencia de bacterias desde una gota de agua a estos bioaerosoles que después viajan por el aire. Una sola gota de agua puede trasladar pequeñas cantidades de bacterias a la atmósfera donde viven al menos una hora.
Aunque el porcentaje de bacterias (procedentes de la vegetación, suelo y/o actividades antropogénicas) transferidas es pequeño, los investigadores creen que las precipitaciones pueden ser una vía importante de transferencia, en la que el viento es el principal factor.
Referencia: Bioaerosol Generation by Raindrops on Soil (Nature Communications) DOI 10.1038/NCOMMS14668