Todos los años se publican cientos de artículos en las revistas científicas, unos se revelarán como puras falsedades y otros serán auténticos descubrimientos para el mundo.
Para ayudar a elegir mejor qué leer entre tanto material, el gigante de las publicaciones científicas Springer Nature propone una selección de los trabajos publicados en sus revistas valorando los que tienen mayor potencial para transformar nuestro mundo.
Expone los 180 trabajos de todas las disciplinas científicas que, consideran, tendrán más impacto social.
Aquí hacemos referencia solo a dos de ellos, pero en la selección, que tendrá acceso libre hasta agosto de este año, se pueden encontrar algunos de los últimos hallazgos en tecnología energética, ciencias sociales o investigación biomédica.
Hace poco, se habría considerado una herejía científica. El genoma se transmitía a los hijos sin reflejar la vida que había llevado el padre. La fusión entre el espermatozoide y el óvulo era como un reseteo en el que se creaba un nuevo individuo con una información que reflejaba el acervo del padre y la madre pero no los cambios acumulados a lo largo de su vida.
En un artículo publicado en Nature Reviews Endocrinology, Romain Barrès y Juleen R. Zierath, investigadores de la Universidad de Copenhague (Dinamarca), ofrecen una visión de lo que se sabe sobre la influencia de los hábitos paternos en la salud de las generaciones posteriores, en particular en lo que se refiere a la diabetes de tipo 2. Esta enfermedad, que se caracteriza por altos niveles de azúcar en sangre y resistencia a la insulina, está creciendo impulsada por la epidemia de obesidad global.
La falta de alimento en las primeras fases de la vida pueden predisponer después a la obesidad
Según afirman los autores, se han identificado 100 variantes genéticas que explican el 10% de la predisposición a esta enfermedad. El resto de la heredabilidad de la enfermedad podría encontrarse en la epigenética, modificaciones producidas por el entorno en la actividad de los genes. Se ha observado, por ejemplo, que una mala nutrición del niño, tanto cuando se encuentra en el útero como después en la infancia, está asociada a enfermedades del corazón y del metabolismo muchos años después. Se ha planteado que cuando un bebé o un niño se ven privados de alimento en las etapas tempranas de su desarrollo, el organismo se reprograma para afrontar una vida de hambruna. Si más adelante, esa persona tiene un acceso abundante a la comida, será más propenso a la obesidad y enfermedades como la diabetes.
Estudios epidemiológicos, realizados con personas que padecieron hambre durante guerras, han permitido observar que esos cambios en el metabolismo pueden pasar a los hijos e incluso a los nietos.
Las mejoras en la higiene han producido muchos beneficios para la salud, pero es posible que también hayan tenido algunos efectos secundarios. Esto es lo que trata de explicar otro de los artículos seleccionados por Springer Nature. En un trabajo que lidera Christopher Lowry, de la Universidad de Colorado en Boulder, se cuenta cómo la falta de exposición a algunos microbios con los que convivimos desde hace miles de años ha podido dejarnos con un sistema inmune “desentrenado”.
En el sistema de defensa del organismo frente a los patógenos, la inflamación es fundamental. Sin embargo, ese mecanismo también puede producir enfermedades. Se sabe que la inflamación puede provocar problemas psiquiátricos como la depresión. Esto se ha observado, por ejemplo, en personas a las que se aplican inyecciones de interferón alfa, un tratamiento para enfermedades como la hepatitis B o algún tipo de cáncer. Las proteínas que componen este medicamento producen un efecto inflamatorio y esto a su vez hace que algunos de los pacientes que lo reciben se depriman.
El exceso de higiene ha podido eliminar los microbios que preparan nuestro sistema inmune
Las dolencias como las alergias o el asma se han incrementado durante los últimos años. Sin embargo, aún no se conocen bien los mecanismos que provocan esos efectos. Una de las hipótesis que se plantean para explicar este fenómeno es la de los viejos amigos. Esta epidemia se debería, en parte, a una menor exposición a microorganismos con los que convivimos, preparan los circuitos que regulan el sistema inmune y suprimen la inflamación inapropiada. La falta de contacto con nuestros viejos amigos haría más vulnerables a los habitantes del mundo moderno a problemas del desarrollo neurológico como el autismo o la esquizofrenia o cuestiones relacionadas con el estrés o la ansiedad.
Además de plantear que se estudie mejor la relación entre los microorganismos con los que convivimos y los fallos en el sistema inmune, proponen la posibilidad de tratar estas enfermedades con probióticos.