La industria alimentaria es uno de los sectores más importantes para el bienestar social, de ella dependen la salud de los habitantes, así como de las empresas productoras de alimentos de consumo humano y animal. Por ende, el control de calidad en alimentos regula la prevención de riesgos en dicho sector, siendo crucial para mantener su correcto funcionamiento y ejecución en las sociedades.
El control de calidad en alimentos se asienta sobre las bases científicas del estudio de métodos y la realización de análisis de alimentación para reconocer cuando un alimento expone al usuario o a la industria a un posible riesgo.
A pesar de que en la actualidad el control de calidad en alimentos es un área dedicada principalmente a las investigaciones y análisis científicos, sus orígenes no conocían a penas esta rama de los estudios actuales. Las primeras prácticas del control de la higiene y calidad alimentaria fueron llevadas a cabo por el hombre primitivo, desde un punto de vista puramente empírico. Es por ello que los primeros hombres tan solo se basaban en el instinto, el ensayo y error, para distinguir entre los alimentos tóxicos o contaminados y aquellos que se encontraban óptimos para el consumo humano.
Posteriormente, con el aumento de la población humana y el cambio en la dieta de estos primeros grupos recolectores, el consumo de carne fue una de las primeras consecuencias, la cual conllevó al descubrimiento del fuego como forma de conservación y método de erradicación de bacterias y parásitos que la carne cruda pudiese contener.
Siglos más tarde, se sabe que en la época romana la carne era sometida a la inspección de las autoridades, siendo este parte de los procesos higiénicos que debían cumplir los habitantes antes de consumir un animal. Para aquel entonces ya se tenía noción de la existencia de algunos parásitos existentes en las carnes. Igualmente, los romanos fueron más allá instaurando leyes que declaraban la necesidad de una inspección oficial como consecuencia de la adulteración de la leche, el pan y el vino que surgió en la época.
Así como los romanos, los griegos y egipcios, a causa de su gran repertorio de alimentos de origen artesanal, se vieron en la obligación de sumar técnicas de prevención como la salazón, conserva de alimentos y el ahumado.
De igual manera, y con el peso cultural que ha ejercido siempre la religión, los casos de sacrificio animal no se encontraban exentos de normas e instrucciones acerca de su correcta ejecución. A causa de las devastadoras epidemias e intoxicaciones, los campos religiosos comenzaron a destinar a los sacerdotes el estudio de la carne de animales sacrificados. Existen documentos donde se hace referencia a los animales que se podían o no destinar al sacrificio religioso y por ende los mismos que se podían consumir.
Por lo visto hasta ahora, se comprueba que los orígenes del control de calidad de los alimentos estaban más cerca de la superstición y la mera observación, que de un detallado estudio científico.
Con la aparición de los Gremios Comerciales en la Edad Media se pautan y estandarizan ciertas normas para el control de la calidad de los productos. Pero no será hasta la llegada de la química en el s. XVIII que el estudio del control de calidad en alimentos llegue a avanzar bajo los cimientos de la veracidad científica, a través de descubrimientos tan importantes como la pasteurización y la esterilización.
La salud de una empresa se encuentra sujeta al cuidado que otorga a su consumidor, por ende el control de calidad de los alimentos no va dirigido tan solo al consumidor y la prevención de posibles enfermedades a causa de la manipulación de alimentos en mal estado, sino que también va ligado a la salud y buen rendimiento de la empresa productora de alimentos. Basándose en esta premisa, la importancia del control de calidad en alimentos genera una serie de beneficios y toma en cuenta factores cruciales para el debido avance de la industria alimentaria.
La óptima calidad del producto maneja términos como el estado idóneo del sabor, aroma, color y textura del mismo. Todos estos factores, de valoración de la calidad y mantenimiento del estándar del producto alimenticio, son tomados en cuenta durante el análisis para el control de calidad en alimentos. Garantizar la tranquilidad del consumidor ante un producto correctamente testado, con pruebas de su inocuidad, sin caer en la duda de su falsificación, es fundamental, ya que esta práctica incluye el correspondiente etiquetado del producto, donde también corresponde señalar si existe alguna posibilidad de contaminación cruzada en los alimentos.
Otra finalidad de este control es asegurarse de una reducción de costes de la industria alimentaria durante su producción, bajo los controles de una verificación constante, evitando las pérdidas económicas del mismo a causa de un desnivel en la reputación del negocio.
A su vez, un debido control de calidad en alimentos asegura un mejorable crecimiento del prestigio de la empresa a causa del mantenimiento de la calidad de su producto. La producción de la empresa también se puede ver beneficiada de estos controles, ya que el hecho de que un producto se estandarice bajo los cuidados y medidas necesarios, facilitaría que los métodos de producción se normalicen de manera regulada y ordenada, segura y eficaz.
El garantizar la máxima calidad de los productos producidos es una de las medidas base, así como una de las metas fundamentales para las empresas que llevan a cabo los sistemas de regulación alimentarios. El lograr este cometido integra procesos de control de calidad en alimentos, tales como el análisis previo a la fabricación, donde se contempla la higiene, la calidad de las materias primas, el recorrido y progreso que aseguran el producto final; posteriormente, y una vez fabricados los alimentos, antes de llevarse a las tiendas o que tengan acceso al consumidor, estos son evaluados nuevamente por un especialista, para prevenir riesgos físicos en los alimentos, o bien riesgos químicos, biológicos o alérgicos.
Para dar legitimidad y soporte al control de calidad de alimentos existen documentos legales europeos que se encuentran a disposición del público. Estos archivos pretenden lograr un alto grado de seguridad alimentaria en la población. Entre ellos se encuentra El Libro Blanco de la Seguridad alimentaria en la Comisión Europea, en el cual se considera en todo su conjunto y de forma integral la cadena alimentaria.
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