La campaña oleícola 2016/17, está llegando a su fin en nuestra provincia. Esta campaña se ha caracterizado por su retraso en el comienzo respecto a la del año anterior debido a diversos factores, principalmente los bajos rendimientos en aceite de las aceitunas recolectadas, por la menor producción de aceituna de los olivos y por una recogida de la aceituna casi toda del árbol, es decir sin haber caído al suelo ( y por tanto sin deteriorarse tanto).
Todo esto se traduce en que la producción de aceite de oliva en esta campaña es menor que la de años anteriores, pero como contrapartida su calidad se espera extraordinaria.
Los análisis de rendimiento y acidez realizados en nuestro laboratorio, reflejan una campaña atípica con rendimientos en el mes de Febrero mas típicos del mes de Diciembre (es decir unos 2-3 puntos mas bajos que en años anteriores), con una aceituna que nos llega, aun en Febrero con tonalidades verdes, como es caso de la variedad arbequina, inusual en estas fechas; Otra diferencia con la que nos hemos encontrado este año es con una acidez del aceite en general muy baja.
Por tanto, como ya hemos dicho el aceite de esta campaña se prevé que reúna unas cualidades excepcionales, pero como consumidores se nos plantea la pregunta ¿que aceite elegir en el supermercado con la gran variedad que se oferta cuando hacemos la compra?
Vamos a intentar dar aclarar las diferencias entre unos y otros:
Son aceites obtenidos solo mediante procedimientos mecánicos u otros procedimientos físicos, sin que hayan sufrido tratamiento alguno distinto del lavado, la decantación, el centrifugado y la filtración. Dentro de ellos se encuentran.
Aceite de oliva virgen cuya acidez libre, expresada en ácido oleico, no supera 0.8% y cuyas demás características son conformes a las establecidas para la categoría.
Aceite de oliva virgen cuya acidez libre, expresada en ácido oleico, no supera 2% y cuyas demás características son conformes a las establecidas para la categoría.
Aceite de oliva virgen cuya acidez libre, expresada en ácido oleico, es superior a 2% y cuyas demás características son conformes a las establecidas para la categoría.
Son aceites de oliva que se obtienen del refino de aceites de oliva vírgenes (lampantes que para que sean aptos para el consumo deben pasar una serie de procesos químicos y físicos para eliminar sus deficientes características. El problema reside en que en la mayoría de estos procesos se eliminan también las sustancias que aportan al aceite muchas de sus propiedades saludables), y cuya acidez libre, expresada en ácido oleico, de no más de 0.3% y cuyas otras características se ajustan a las establecidas por esta categoría.
Son aceites de oliva que se obtienen una mezcla de aceite de oliva refinado y de aceite oliva virgen distinto del lampante y cuya acidez libre, expresada en ácido oleico, de no más de 1% y cuyas otras características se ajustan a las establecidas por esta categoría. Se comercializan dos tipos del mismo: (Suave) de hasta 0,5º e (Intenso) de hasta 1º de acidez.
Con esto queremos aclarar, la falsa creencia que muchos consumidores tienen acerca de la calidad del aceite y su relación con la acidez.
Por tanto, la acidez es el principal parámetro de calidad que determina si un aceite de oliva puede ser vendido como virgen extra, virgen o lampante, pero no el único, ya que hemos visto que los refinados tienen acideces muy bajas.
Otros parámetros que influyen en la calidad del aceite son el índice de peróxidos (es la cantidad de oxígeno activo en el aceite e indica su grado de oxidación o enranciamiento), el K270 (indica el grado de oxidación producido por alteraciones del producto) o las ceras (que pasan al aceite por presencia de hojas o suciedad, por una temperatura de extracción elevada o por un almacenamiento inapropiado).
Desde el Laboratorio Alazor os animamos a que apostéis por aceite de oliva Virgen y Virgen Extra, y que sepáis que el aceite de oliva etiquetado sin más, es aceite refinado