La madurez de la fruta podría determinar cómo bacterias como la Salmonella se adhieren y crecen en ella
Por MARTA CHAVARRÍAS
Una amplia gama de productos frescos se ha relacionado con brotes de E. coli y Salmonella enterica, como los melones, la albahaca, la lechuga o los tomates. Investigadores del Imperial College de Londres estudian ahora cómo se adhieren estas bacterias patógenas a las frutas y verduras y de qué manera influye el grado de madurez de estos alimentos en su desarrollo y supervivencia. Una de las primeras conclusiones es que la Salmonella se comporta de distinta manera en un tomate maduro.
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