Esta es solo una muestra de la interesante serie de consejos de manejo y conservación difundidos por INPROVO a través de dicha campaña.
El huevo es uno de los alimentos más versátiles en nuestras cocinas, pero también uno de los más sensibles a la contaminación debido a su riqueza en nutrientes. ¿Deben guardarse los huevos en el frigorífico? ¿Hay que lavarlos antes de eso? ¿Se pueden mantener alimentos cocinados con huevo a temperatura ambiente?
Aunque cada vez hay mas controles de calidad a los productores para asegurar que los huevos que compramos sean frescos y seguros, no debemos olvidar que, todo este control es inútil si el huevo no se manipula correctamente antes de su consumo.
Inprovo, nos aconseja que tras la compra debemos preservar su frescura y calidad manteniéndolos entre 1ºC y 10ºC.
¿El lugar ideal? El frigorífico.
Deben guardarse sin lavar y, a ser posible, en su estuche. Así se mantendrá la protección natural de la cáscara del huevo frente a microorganismos externos, olores extraños o humedad. Además, siempre tenemos a mano la información importante del etiquetado, como la fecha de consumo preferente (que no es obligatorio indicar en la cáscara del huevo, pero sí en el envase). El envase protege también al huevo de los cambios de temperatura que se producen cuando abrimos frecuentemente el frigorífico.
Esta variación térmica, especialmente de frío a calor, no es buena para el huevo. Por esta razón no se refrigeran durante su distribución ni en el punto de compra. En casa, debemos sacar del frigorífico solo los huevos que necesitemos. Antes de utilizarlos, debemos desechar los sucios, rotos o agrietados. Se pueden lavar antes de su uso, nunca para guardarlos después. Además, es recomendable confirmar que están en el plazo marcado por la fecha de consumo preferente.
Los manipuladores deben limpiarse bien las manos, superficies y utensilios de cocina antes y después de manipular el huevo. Ademas, no se deben cascar los huevos en borde del recipiente donde se vaya a batir –otro error muy común-, para evitar que caigan trozos de cáscara. Asimismo, no se debe separar la clara y la yema con la cáscara, porque esto facilita que cualquier posible contaminación exterior que hubiera en ella se diluya en la parte comestible del huevo.
Contra la salmonela
¿Y contra la toxiinfección alimentaria provocada por esta bacteria? Los productores de huevos comerciales mantienen sus granjas libres de enfermedades aplicando medidas de bioseguridad, higiene y de prevención de la contaminación de las aves. En España, las gallinas ponedoras se vacunan obligatoriamente contra la salmonela. Además, se realizan análisis periódicos, de los propios productores y de los inspectores oficiales.
Para evitar la salmonelosis, INPROVO recuerda normas básicas como consumir huevos procedentes de granjas registradas y controladas; conservar refrigerados los alimentos, frescos o cocinados; cocinar a temperatura suficiente los platos con huevo; y evitar la contaminación cruzada: el recipiente o el cubierto utilizados para batir los huevos, por ejemplo, no deben ponerse en contacto con la tortilla ya hecha.