Para poder elegir correctamente los alimentos que consumimos, es necesario y desde el pasado mes de diciembre obligatorio que los estos estén perfectamente etiquetados, indicándonos su valor energético y nutrientes principales.
Antes de que entrara en vigor el nuevo etiquetado nutricional, recogido en el Reglamento (UE) Nº 1169/2011, solo era obligatorio que incluyeran dicha información nutricional los alimentos que mostraban una declaración nutricional y/o de salud.
Gracias a este reglamento, los consumidores podremos conocer una información más completa sobre el contenido nutricional de los productos, y saber de un vistazo cuál es el valor energético y los nutrientes clave: grasas, ácidos, grasas saturadas, hidratos de carbono, azúcares, proteínas y sal de los productos y así poder comparar entre unos y otros. Además, para poder comparar alimentos, el etiquetado incluirá también esta información por 100 gramos o 100 mililitros, y podrá añadir, voluntariamente, los valores de otros nutrientes, como ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados, polialcoholes, almidón, fibra alimentaria, vitaminas o minerales.
La información nutricional debe mostrarse en el mismo campo visual, de manera que sea fácilmente visible, claramente legible e indeleble, regularizando y estandarizando así, el etiquetado de alimentos a nivel europeo.
Como en la mayoría de los casos, existen algunas excepciones como es el caso de los productos sin transformar o curados que incluyen un solo ingrediente, como por ejemplo el agua, la sal o las especias, así como también las bebidas con grado alcohólico superior a 1,2% o los alimentos en envases cuya superficie mayor sea inferior a 25 cm², entre otros, que están exentos de incluir la información nutricional.
Si os interesa saber mas acerca de la normativa de etiquetado de los alimentos, os dejamos un enlace de la web de la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN) para ampliar información.