Un grupo de investigadores de la Universidad de Burgos han desarrollado un polímero fluorescente que se ilumina en contacto con el mercurio que pueda llevar el pescado. En muestras de pez espada, cazón y atún se han detectado niveles altos de este metal tóxico, que en embarazadas se asocia a reducciones del crecimiento fetal y de la placenta, según concluye otro estudio español.
El mercurio es un metal tóxico que puede llegar al medio ambiente desde fuentes naturales, pero en las últimas décadas se han disparado sus concentraciones en zonas marinas y terrestres por los vertidos industriales, que acaban llegando a la cadena alimentaria.
Los investigadores han fabricado un polímero fluorescente, llamado JG25, capaz de detectar la presencia de mercurio en muestras de pescado.
El procedimiento consiste en poner al polímero en contacto con muestras extraídas directamente de pescado durante unos 20 minutos, tras lo cual al ser irradiado con luz ultravioleta, emite una luz azulada cuya intensidad es proporcional a la cantidad de metilmercurio y mercurio inorgánico presente en los peces.
Los resultados arrojaron que los peces más grandes tienen cantidades más elevadas de mercurio:
entre 1,0 y 2,0 mg/Kg en pez espada, el atún y cazón, alrededor de 0,5 mg/Kg en congrio y 0,2 mg/Kg en panga.
En el salmón de piscifactoría no se encontró esta sustancia nociva, ya que aunque son pescados de gran tamaño y en la parte superior de la cadena trófica, en cautividad no hay presencia del metal.
La Autoridad Europea para la Seguridad Alimentaria (EFSA) recomienda un consumo semanal de metilmercurio inferior a la cantidad de 1,6 microgramos por kilo de pescado y 4 microgramos de mercurio inorgánico por kilo de pescado.
Los investigadores indican que esta cantidad recomendada “es superada e incluso duplicada por varias de las muestras analizadas de atún fresco y pez espada.
El mercurio entre mujeres embarazadas
Los especialistas aconsejan a las embarazadas a reducir el consumo semanal de ciertos tipos de pescados, como el pez espada, por el riesgo que podría suponer al feto, tal y como se desprendió de otro estudio realizado por investigadores de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunidad Valenciana (FISABIO) y el Centro de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública).
Es este estudio se determinaron los niveles de mercurio en muestras de sangre de cordón umbilical y se consideraron diferentes efectos reproductivos: medidas de desarrollo fetal (peso, talla y perímetro cefálico al nacer), peso de la placenta, duración del embarazo y riesgo de parto prematuro.
Los resultados, publicados en la revista Environmental Research, muestran una concentración promedio de mercurio en sangre de cordón relativamente elevada (8,2 microgramos por litro), un 24% por encima del equivalente al nivel límite de ingesta recomendado por la OMS.
La duplicación de esos niveles de exposición al metal tóxico se asocia con una reducción de 7,7 gramos en el peso de la placenta, mostrando además un patrón de asociación negativa con el perímetro cefálico del recién nacido, aunque no se encontró ninguna relación para otros parámetros, como la duración del embarazo.
La conclusión a la que podemos llegar no es la de dejar de consumir pescado, ya que tiene importantes beneficios para la salud, sino que se tomen medidas alimentarias preventivas y de vigilancia por parte de la administración pública que se encaminen a reducir las emisiones de mercurio al medio ambiente.