La infección se suele adquirir en la infancia, afecta a dos tercios de la población mundial de todas las edades y es más frecuente en países en vías de desarrollo. Hay estudios que indican prevalencia en población sana de hasta un 60%. La vía de transmisión parece ser a través del agua o alimentos o por contacto directo boca a boca, propagándose entre las personas que conviven o comparten comida.
Una vez se ha adquirido la infección, la mayoría de los infectados no presentará nunca síntomas. En ocasiones puede producir irritación en el estómago o gastritis que se puede manifestar por acidez, náuseas, sensación de plenitud o hinchazón abdominal. Otras veces producirá úlceras digestivas.
La infección por Helicobacter pylori está asociada con el 90-95% de las úlceras duodenales y el 70% de las úlceras gástricas. En casos más excepcionales se relaciona con cáncer de estómago, siendo la causa principal identificada este tumor, sobre todo del linfoma gástrico MALT.
El diagnóstico se realiza mediante pruebas como el test de aliento, prueba que consiste en analizar el aliento del paciente tras haber ingerido una sustancia llamada urea marcada con un isótopo no radiactivo El HP trasforma la urea en CO2 y amoniaco. El CO2 marcado pasa a sangre y se elimina por los pulmones siendo detectado en el aire espirado.
Otros métodos de diagnóstico son la endoscopia gástrica, método invasivo que permite tomar muestras de mucosa del estómago para su estudio y que es la forma más exacta de diagnosticar el HP. El análisis de heces buscando antígenos del HP o un análisis de sangre realizando serología en busca de anticuerpos contra HP.
Los expertos en la actualidad no recomiendan el uso generalizado de estas pruebas para detectar la infección por HP. Está indicado realizar el diagnóstico con el fin de instaurar tratamiento erradicador si se constata la presencia del HP, en personas con úlceras gástricas o duodenales activas, gastritis atrófica, en los que tengan antecedentes de úlcera y estén en tratamiento con AINE (antiinflamatorios no esteroideos), tras cirugía de cáncer o linfoma gástrico, en parientes de primer grado de pacientes con cáncer gástrico, o en sujetos en tratamiento con ácido acetilsalicílico (aspirina) a dosis bajas que hayan tenido úlceras o hemorragia digestiva.
En pacientes dispepsia no ulcerosa; sujetos con síntomas digestivos altos (acidez, ardor, malestar en boca del estómago, meteorismo, flatulencia) con endoscopia es normal donde se detecta HP, en la actualidad no se recomienda la erradicación, tampoco en los que presenten reflujo gastroesofágico, salvo que tengan una úlcera gastroduodenal.
El tratamiento habitualmente consiste en la combinación de dos antibióticos junto con un protector gástrico durante una semana.
A partir de las 4 semanas de la erradicación se realizará un prueba diagnóstica, generalmente el test del aliento, para la confirmación de la eliminación de la bacteria.
Como medidas profilácticas para evitar la propagación de la infección se recomienda lavarse las manos después de usar el baño y antes de comer, comer alimentos preparados adecuadamente, beber agua de fuentes limpias y seguras.