Entra en vigor la normativa que obliga hacer análisis sobre presencia de la bacteria campylobacter a las canales de pollo. Es el patógeno que más intoxicaciones produce: 40 cada día en España.
2018 es el año en el que la Unión Europea quiere poner coto a la intoxicación alimentaria más común en su territorio: la campilobacteriosis, provocada por el patógeno Campylobacter, y lo hará gracias a una normativa que obliga a analizar los pollos de engorde, principal reservorio del patógeno.
La decisión de la UE se justifica en el hecho de que la campilobacteriosis, de sintomatología diarreica, causa cada año 230.000 infecciones en los países comunitarios, lo que la convierte en la enfermedad transmitida por alimentos más común entre los Estados miembro, según detalla el Reglamento de la Comisión Europea que da luz verde a la normativa.
Ese reglamento fue aprobado el 23 de agosto pasado pero no ha entrado en vigor hasta el 1 de enero para dar tiempo suficiente a los explotadores de empresas alimentarias a adaptar sus prácticas actuales a los nuevos requisitos y a que los laboratorios puedan aplicar los nuevos métodos de ensayo.
En España, con 14.856 casos detectados el año pasado (40 de media por día), los laboratorios esperan que la demanda de análisis de campylobacter aumente.
Una de las principales aportaciones de la normativa comunitaria es establecer en 1.000 unidades formadoras de colonias (ufc) por gramo el límite máximo permitido en cada muestra.
En concreto, se detalla que los mataderos deberán recoger 50 unidades por muestra y hasta 2020 está permitido que 20 de ellas ronden los 1.000 ufc/gr; posteriormente, entre 2020 y 2025, sólo se admitirán esos valores en 15 muestras y a partir de 2025, en 10 muestras.
La presencia del patógeno en la carne de pollo es “habitual” pero la clave es saber si los niveles presentes son excesivos o no y con la nueva ley ya tenemos valores de referencia para saberlo.