El uso del ozono en la horticultura y la agricultura se ha generalizado en los últimos años. Su utilización es muy amplia, abarcando desde el control de microorganismos y patógenos a través del riego y la limpieza, hasta el almacenamiento posterior y el procesamiento del producto final.
El ozono es un agente de oxidación muy potente. Es soluble en agua y su capacidad para eliminar los microorganismos contaminantes lo hace un desinfectante muy eficaz. Una vez solucionado el problema, el ozono residual retorna a oxígeno.
De sobra es conocido que el uso de plaguicidas y otros agentes químicos es nocivo, tanto para el consumo humano como para el medio ambiente. Sustituirlos por agua ozonizada produce resultados muy positivos: el ozono es respetuoso con el medio ambiente y no deja ningún residuo en la cosecha.
La mayor parte de las enfermedades de las plantas son debidas a infecciones. El ozono se encarga de destruir todos los microorganismos patógenos presentes en el agua (virus, bacterias, hongos, algas, esporas), así como aumentar el contenido de oxígeno en la raíz.
En el caso particular de hongos y bacterias, la principal causa de degradación de las cosechas, el ozono funciona eliminando por completo estos microorganismos que son capaces de propagarse y reproducirse en condiciones adversas.
Las esporas son una forma de resistencia de los microorganismos, capaces de permanecer durante mucho tiempo en estado latente hasta que de nuevo pueden encontrar condiciones propicias para el crecimiento. Este es un caso extremadamente difícil de erradicar, pero el ozono resulta un agente germicida muy potente, capaz de eliminar todo rastro de esporas por completo. º
Además, los productos regados con agua ozonizada, que se almacenan y transportan en una atmósfera ozonizada conservan todas sus características nutricionales durante un periodo de tiempo más largo.
El riego con agua ozonizada aporta una mayor cantidad de oxígeno a medida que el ozono se descompone de nuevo en oxígeno.
Otro beneficio añadido es que el agua ozonizada no contiene virus, bacterias, hongos, algas, esporas, etc. Esta ausencia de microorganismos ofrece las mejores condiciones posibles para obtener un crecimiento más rápido. De esta forma, la planta crece con más vitalidad y fuerza en un plazo de tiempo mucho más corto.
Esto implica un ahorro enorme en la cantidad de agua utilizada para el riego y el costo de fertilizantes y aditivos que se utilizan para promover un crecimiento más rápido. El uso de fertilizantes y aditivos se reduce a casi la mitad, debido a lo cual, el ciclo de maduración de los cultivos se completa mucho antes, produciendo sin embargo una cosecha con el mismo tamaño, fuerza y volumen.
El uso de agua ozonizada para el riego mejora el gusto y el sabor de la cosecha, optimizando el producto final.
Durante el almacenamiento posterior a la cosecha, las infecciones superficiales en los productos pueden diseminarse y causar pérdidas significativas de producto. El uso de agua ozonizada para el lavado y la desinfección puede reducir estas pérdidas y maximizar el rendimiento.
El agua ozonizada es una forma muy conveniente de lavar frutas y verduras, ofreciendo varias ventajas sobre los desinfectantes tradicionales a base de cloro.
Algunos de estos beneficios son:
El ozono también puede descomponer el gas etileno, utilizado para acelerar la maduración de algunas frutas. La reducción de este gas ralentizará la maduración de los productos mixtos que se almacenan en la misma zona, conservando todo por igual.
Hay muchas empresas que comercializan generadores de ozono que pueden ofrecer un suministro de agua ozonizada adaptada a cada necesidad.