La vida útil de un alimento es el periodo de tiempo que transcurre entre la producción o envasado del producto alimenticio y el momento en el cual el alimento pierde sus cualidades físico-químicas, microbiológicas y organolépticas. La vida útil es establecida por cada empresa alimentaria, en función de un estudio de vida útil de dicho alimento.
Los parámetros de calidad vienen determinados por diferentes aspectos: organolépticos (textura, sabor, aroma), nutricionales (cantidad de nutrientes), higiénicos (ausencia de patógenos).
En general, los factores que más influyen en el deterioro del producto son:
– La propia naturaleza del producto en sí
– El proceso de elaboración y conservación
– Las condiciones de envasado y almacenamiento (la exposición a la luz solar influye en la pérdida de vitaminas y en el enranciamiento de las grasas, el contacto del alimento con el oxígeno del aire puede provocar las mismas pérdidas, la temperatura puede destruir, inactivar o hacer que se reproduzcan rápidamente agentes patógenos, el grado de humedad favorece o impide el desarrollo bacteriano y el enmohecimiento,….)
Fecha de caducidad vs fecha de consumo preferente
Guardar el alimento en un lugar inadecuado puede afectar enormemente a esta fecha establecida.
En definitiva los estudios de vida útil permiten predecir el comportamiento de los productos y anticiparse a su evolución en las condiciones habituales de almacenamiento y distribución, ayudan a minimizar los costes, es decir, se reduce el retorno de producto alterado, pérdida de la imagen de la compañía, etc. Y nos permite, también, saber con antelación qué puntos débiles presenta el producto y poder modificarlo para alargar su vida comercial.
La normativa vigente referente al etiquetado de los productos alimenticios, Reglamento (UE) 1169/2011 obliga a incluir esta información sobre la vida útil del producto, es decir, el tiempo que transcurre desde su elaboración hasta su deterioro.
En el Laboratorio Alazor realizamos este tipo de estudios de vida útil de alimentos, para ayudarle a conocer de forma precisa las fechas de caducidad de sus productos con el objetivo de cumplir con estrictos reglamentos y mantener su marca y sus consumidores seguros en todo momento.